EL TRÁNSITO DE LA ALIENACIÓN A LA CONCIENCIA RESPONSABLE


Nada más entrar en la sala, antes de que pueda comenzar con mi exposición el hombre del cabello enlacado me lanza de buenas a primeras la siguiente pregunta:

- De acuerdo. Ya nos ha quedado claro que el mundo actual está plagado de flagrantes injusticias. Pero díganos señor economista humilde: ¿Aparte de lamentarnos, podemos hacer algo para mejorar la situación?

- Me alegra que me haga esta pregunta – miento mientras trato de mantener la calma. Realmente debo reconocer que aunque ese miembro del jurado no me despierte demasiada simpatía, en esta ocasión ha dado en la diana. ¿Qué hacer? Es la cuestión planteada en infinidad de ocasiones, desde la intelligentsia rusa del siglo XIX, y que a fecha de hoy continúa sin resolver. Buena muestra de ello es la actual crisis global en la que nos encontramos. Global, porque no es sólo económica, sino también social y cultural. Pero también global en el sentido que la desorientación se extiende desde Europa hasta Japón, pasando por el mundo árabe, por poner sólo algunos ejemplos.
El hombre engominado me observa atentamente, dejándome claro que no se trata de una pregunta retórica y que está esperando una respuesta convincente. Ha llegado la hora de afrontar la cuestión:

- Está bien. El hecho de que compartamos que el cambio es necesario, ya representa un paso importante. De hecho una gran parte de la ciudadanía aún no ha alcanzado ese estadio, y aún permanece, permítanme el chiste fácil, obnubilada por los focos de los estadios de fútbol.

Como era de esperar, no parece que mi juego de palabras haya hecho la menor gracia al jurado. Me lo tengo dicho mil veces: la religión y el futbol, mejor ni mentarlos.

- A estas alturas de la historia queda claro que el cambio es necesario, pero ¿Es posible? Uno de los lemas más utilizados por los movimientos antiglobalización es simple y tajante al respecto: “Otro mundo es posible”. El problema, desde mi punto de vista, es la habitual tendencia casi obsesiva en responsabilizar a las megacorporaciones privadas y a los gobiernos. Con la intención de desenmascarar a la mano invisible del mercado, a menudo se persiguen responsables con nombres y apellidos, y no en pocos casos se elaboran teorías que son auténticas conspiranoias. No seré yo quien cuestione su significativa cuota de culpabilidad, pero al mismo tiempo soy bastante escéptico en cuanto a que la solución pase simplemente por sustituir a estas personas  por otras. Hay que reconocer que este cambio de perspectiva está empezando a calar poco a poco en los propios movimientos antiglobalización, con un viraje hacia posiciones más constructivas e incluso a nivel de nomenclatura: por ejemplo en la asociación ATTAC se tiende a hablar cada vez más de movimiento altermundista que antiglobalización.  Ya en 1945 George Orwell, mediante su imprescindible fábula “Rebelión en la granja” (Animal farm en su versión original inglesa) ilustró magistralmente que todas las estructuras de poder, sean quienes sean sus líderes, acaban degenerando en corrupción y tiranía. O como, en un contexto totalmente distinto, sentenció el escritor F. Scott Fitzgerald: “Muéstrame un héroe, y te escribiré una tragedia”.

- ¿Pero entonces al final quien es el responsable de la situación? ¿Todos? ¿Nadie? – interrumpe agitando los brazos el chico joven de la cabeza rapada al cero.

- Esa pregunta hacer recordar las conclusiones del documental “¿Quién mató al coche eléctrico?”. Pese a ser estadounidense rehúye de posiciones maniqueas y distribuye la culpa entre empresas, estado y consumidores. Creo que esto es extensible a la mayoría de cuestiones. En definitiva, cada persona puede ser parte del problema o parte de la solución, tanto por su acción u omisión. 
Y ahora, a riesgo de perder el calificativo de humilde por el de pretencioso, quisiera compartir 5 actitudes que considero necesarias para que efectivamente “otro mundo sea posible”.  Las he agrupado bajo el título “las 5 responsabilidades”. Sin duda llamarlas “los 5 mandamientos” hubiera resultado más contundente y bíblica, pero estaríamos hablando de cosas distintas, opuestas. Mientras el mandamiento es una imposición, la responsabilidad nace del convencimiento.

- Un momento, un momento por favor. ¿Pretendes darnos lecciones sobre cómo debemos vivir? – pregunta visiblemente indignado el portavoz del jurado.

- En absoluto, pero si me encantaría tener la oportunidad de hablar con cada uno de ustedes y poder compartir cuestiones del tipo: ¿Cuántas horas al día pasan ante el televisor y cuantas leyendo? ¿Saben lo que hace su banco con su dinero? ¿Cuándo fue la última vez que invitaron a su vecino a tomar café? ¿Cuántas ocupantes acostumbran a ocupar su coche en sus desplazamientos? ¿Cuál es su actitud respecto a la lacra del “presentismo”, tan asentada en nuestra cultura laboral? … 

- Volviendo a las 5 responsabilidades. ¿Basta seguir cada una de ellas? ¿Así de sencillo? – plantea incrédula la chica de la coleta.

- Más bien yo diría así de complicado. Por ejemplo no podemos “seguir” a nadie para ser uno mismo. Se trata de una responsabilidad individual, y me temo que es una capacidad que tenemos bastante atrofiada la mayoría de nosotros por falta de práctica. Y por poner otro ejemplo: hay 2 maneras para acabar con los efectos perversos de la publicidad. El primero, inmediato, consistiría en prohibirla. El segundo, a largo plazo, pero en línea con la tesis que planteo, pasaría por su desaparición debido a que nadie le hiciese caso.

- ¿Y ya está? ¿Con estos consejos el economista humilde da por concluida su labor? – plantea airosa la mujer seria de gafas de pasta rojas.

- Bueno, eso depende de ustedes. Como bien saben en cualquier momento tienen la potestad de dictar sentencia – respondo lanzando un órdago quizás desafortunado, atendiendo al ambiente caldeado que se respira en la sala -. Pero por descontado que el camino planteado no acaba aquí, más bien diría que se trata de un comienzo. Creo que convendría profundizar sobre cada una de las 5 responsabilidades que hoy tan sólo he enunciado. Y por supuesto todo ello sin menoscabo de que en paralelo continúe siendo necesario denunciar los abusos de poder y proponer alternativas en el ámbito macroeconómico.
Por último les rogaría que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre las ideas que hemos compartido.  Pongo a su disposición este calendario, de manera que durante las próximas semanas, puedan rodear cada día dibujando la arista del pentágono correspondiente a cada responsabilidad que durante la jornada hayan llevado a cabo.


 Hago entrega al portavoz de 6 copias del calendario, y abandono la sala en medio de un incomodo silencio.

2 comentarios:

  1. Me disponia a entrar en materia diciendo que para mi "ser uno mismo" y "vivir en equilibrio" era consecuencia una de la otra, y no responsabilidades distintas, pero de golpe me he dado cuenta que estaba ejerciendo sin quererlo de fiscal del estado, y nada más lejos de mi voluntad. Es por esto que me ofrezco como abogado de la parte demandada, sin minuta de por medio, y no sólo le felicito por la cotas de lucidez, sino que le anuncio que si este juicio no tuviere el final esperado, yo mismo redactaría el recurso de amparo ante el TC; ahora mismo, todo es posible y soy optimista! (no veo otra opción:-)

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  2. Muchas gracias por el apoyo! Aunar esfuerzos y compartir ideas son factores clave para avanzar. Como dice una compañía de telecomunicaciones cuyo nombre no recuerdo: "Compartida la vida es más". Lástima que no prediquen con el ejemplo en sus decisiones empresariales...

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