La T-11 es una original iniciativa promovida por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), que consiste en ceder la tarjeta de transporte integrado T-10 acabada para que alguien aproveche el tiempo que resta de la última validación. A primera vista la idea puede parecer ingenua y banal, pero tras su aparente insignificancia se esconden 11 importantes razones (como mínimo) que justifican su uso:
1. La T-10, la tarjeta más utilizada por los usuarios del transporte público en el área metropolitana de transporte, ha subido un 11% en 2012. En época de expansión el hecho ya sería grave, pero en un momento de crisis como el actual la subida es escandalosa. Si miramos la evolución del precio con mayor perspectiva la cosa no mejora demasiado: en la última década su precio casi se ha duplicado.
2. Denunciar semejante abuso era necesario, pero dar una respuesta que simultáneamente mitigue el incremento de precio, es aún más eficaz.
3. El impacto global puede ser muy significativo. Considerando que un millón y medio de personas se desplazan diariamente en metro con la T-10, cada día se generan 150.000 T-11 potenciales!
4. La iniciativa fomenta la colaboración entre los ciudadanos, un ejercicio muy saludable y que contrarresta el estilo de vida tan individualista que acostumbramos a llevar.
5. Se han aprovechado las nuevas tecnologías para difundir y coordinar su uso. Mediante la aplicación para dispositivos móviles “Incidencies 2.0” se pueden localizar las T-11 disponibles.
6. Estamos hablando de una medida absolutamente legal. No sería de extrañar que en breve la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMT) lanzara una campaña de desprestigio. Si en vez de permitir ahorrar un puñado de euros a millones de ciudadanos, se tratara de dejar de pagar millones de euros para un puñado de ciudadanos, sería visto con mejores ojos. Pero entonces ya estaríamos hablando de contabilidad creativa, innovación financiera…
7. La previsible respuesta oficial les dejarán en evidencia (aún más si cabe). La primera reacción de la AMT ha sido exponer que el servicio es financieramente deficitario, afirmación perversa y de perogrullo. Es como decir que la sanidad es deficitaria; es lógico que servicios públicos lo sean, pues se miden por otros parámetros. Por otra parte se ha anunciado una nueva tarjeta recargable con chip, con la excusa de ahorrar papel. Su uso supondría un mayor control e invalidaría iniciativas como la T-11.
8. Ya están apareciendo nuevas tarjetas que generan aún más ahorro, como la T-20 o la T-51/30. El único límite es la imaginación.
9. En cierto modo también puede verse como una continuación y homenaje a las huelgas vividas en la misma ciudad durante los años 50 contra unas draconianas subidas en el precio del tranvía (y que por cierto consiguieron anular) .
10. Es un perfecto ejemplo de la consigna “piensa globalmente, actúa localmente”.
11. La idea servirá como fuente de inspiración para iniciativas en otros muchos ámbitos pero con esos mismos valores de justicia y colaboración.
Me encanta la iniciativa, Economistahumilde, y tengo un punto del decálogo (de once) que me crea esperanza. Es el 4. "La iniciativa fomenta la colaboración entre los ciudadanos, un ejercicio muy saludable y que contrarresta el estilo de vida tan individualista que acostumbramos a llevar."
ResponderEliminarY tengo una idea de por qué somos tan individualistas: por miedo. Por miedo que tratan de que tengamos al de al lado (que está en paro y nos quiere quitar el puesto de trabajo), al otro de al lado (que está en paro y es inmigrante), al otro de al lado (que está en paro y posiblemente comience a robar), al otro de al lado (que está en paro y se ha dado al alcohol)... Y no sé yo qué pensarás, pero estoy seguro de que a mí me han quitado mucho más dinero las compañías telefónicas con sus pequeños errores contables, los bancos y cajas con sus abusivas comisiones e intereses, los proveedores energéticos, el fabricante de coches o la AMT que cualquiera de esos de al lado que tanto miedo dan.
Por eso me gusta tu blog, porque contribuye a la cooperación y a quitarnos el miedo de unos contra otros, para comenzar a identificar quién es quien nos hace vivir así.
Y vaya chapa que te he soltado.